Desde hace algún tiempo, los responsables del área de Infraestructuras del Ajuntament de Palma detectaron que, al menos seis árboles, ubicados junto a un colegio en Son Pizá, en la barriada de Son Dameto, estaban siendo saboteados. En un primer momento, pensaron que se trataba de una incidencia puntual y no le dieron la mayor importancia. A medida que transcurrían los días, los responsables municipales se percataron que la situación iba a más y que dos de los árboles están a punto de morir y otros cuatro afectados. Además, el fuerte olor a combustible es insoportable. Todas las sospechas recaen en vecinos próximos al lugar.
«Están intentando matar a los árboles con gasoil. Lo que están haciendo es rociar, con cierta asiduidad, de combustible la tierra y el tronco con la intención de secarlo. No entendemos cómo puede haber personas que actúen de esta forma y atenten contra el medio ambiente», concluye uno de los expertos consultados. Los delitos medioambientales están gravemente penado por el Código Penal.
El delito de emisiones, vertidos, radiaciones, extracciones, que puedan dañar al medio ambiente, se regula en el artículo 325 del Código Penal, en el que se establece que será castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años, multa de diez a catorce meses e inhabilitación.