Los primeros datos aportados por la policía estadounidense afirman que Ramos compró dos rifles de asalto el día que cumplió los 18 años y se presentó con al menos uno de ellos y un chaleco antibalas en el centro educativo. Antes de perpetrar la matanza, una de las peores registradas en centros educativos norteamericanos en la última década, el joven disparó a su abuela pero no la mató. Así lo apuntó en primera instancia en rueda de prensa el jefe de Policía del Distrito Escolar de Uvalde, Pete Arredondo, y otras fuentes policiales han ido ampliando la información disponible.
También confirmaron que actuó en solitario, la nacionalidad estadounidense del atacante, y que vivía con sus abuelos. No se le conocen amigos, pareja o que se relacionara con pandillas juveniles y actualmente era estudiante del instituto de secundaria de Uvalde.
Ahora los encargados de la investigación rastrean sus redes sociales y su entorno más próximo, en búsqueda de posibles pistas que ayuden a arrojar luz en algo aparentemente incomprensible, como es entrar en un lugar lleno de niños y acabar deliberadamente con sus vidas. Se da la circunstancia de que el gobernador de Texas, el republicano Gregg Abbott, es un firme defensor de las armas de fuego y en 2021 firmó una serie de leyes estatales que convirtieron a Texas en un «santuario» para este tipo de armamento.